domingo, 26 de diciembre de 2010

El idioma = La sangre del espíritu

El idioma es la sangre del espíritu

            ¿Cuántos han repetido alguna vez “idioma defectuoso, pensamiento defectuoso”?. Todos verdad; han pasado quince años desde que este mensaje escrito por el Dr. Luis López Nieves impactó al pueblo como parte de una campaña de servicio público de la  Universidad del Sagrado Corazón. Este caló tan fuerte en las mentes y corazones de muchos que se convirtió en sonata de aquellos que procuran corregir ó persuadir a los que masacran nuestra lengua con palabras inexistentes, mal dichas, ó con una fuerza de pronunciación errónea. Tanto así, que hoy día todavía la escucho resonar y de vez en cuando la entono. Este es el vivo ejemplo de lo que es crear un mensaje que llegue a la gente y sobre todo que cause recordación, pues si no es memorable ha sido un esfuerzo perdido, en lo personal considero que ahí es donde se encuentra el verdadero reto.
            Que chévere es decir la famosa frase, pero cuando nos la cantan a nosotros parece rechinar en nuestro oídos. Creo que todos hemos pasado por esa experiencia. Sobre todo cuando tenemos amistades de otra zona geográfica, llaman al mismo objeto por otro nombre, ponen la fuerza en otra sílaba, etc. Es ahí cuando te das cuenta de la versatilidad que posee nuestra lengua ó la que nosotros le damos, en ocasiones pareciera que tenemos varios dialectos, y aunque todos somos puertorriqueños no logramos entendernos. Así que lo mejor es hablar claro, sencillo, conciso y preciso. De esta forma todos nos entendemos y nos podremos comunicar sin ningún problema. El no comunicar correctamente nuestras ideas, pensamientos y sentimientos puede tener graves repercusiones. Al momento de formular nuestro mensaje es importante pensar en la persona a quien le vamos de dirigir el mismo, porque de nada vale emitirlo si sabemos que no lo va a entender ó lo va a ignorar.
            Tengo un amigo que tiene las características típicas de lo que conocemos como “Newyorikan”, y estábamos hablando exactamente de esto, del acento, el sentido de las palabras y como suenan cuando se dicen con acento ‘gringo’. Entonces me hizo varias preguntas acerca de ciertas palabras que solemos utilizar como parte de nuestro vocablo secular. Fue entonces cuando me di cuenta de la gravedad del caso y el daño que le hacemos a nuestra lengua. Cuando lo escuché fue que analicé la cantidad de cosas que decimos sin sentido pero como estamos tan acostumbrados a escucharlas y repetirlas que ya las damos por buenas y sabemos de lo que nos hablan, mas no sabemos explicar su significado si nos preguntan, simplemente porque no existen. Pobre de aquellos que se encuentran en nuestra tierra aprendiendo nuestro idioma.
            Aún se está a tiempo para la reivindicación. Un profesor dijo una vez que lo mejor para alimentar nuestro vocabulario es realizar una buena lectura. Podemos rescatar nuestra lengua y educar a las generaciones que se encuentran en formación para cultivar la esencia de nuestro español y mantener viva “la sangre del espíritu”.